El management también debe transformarse
Procesos heredados del
software permiten mejorar la gestión de las compañías de cara a la
transformación digital. Las empresas deben modernizar no solo su tecnología
sino sus procesos para atender los requerimientos de la economía digital.
La transformación digital
aceleró los tiempos de los negocios. Empresas de base tecnológica surgen
rápidamente e irrumpen en mercados establecidos, empujando a otras compañías a
transformarse para poder competir en un contexto empresarial más rápido y
ágil.
La industria tecnológica está
creciendo y se espera que, sólo en lo que respecta a software, incremente en un
14,3 por ciento la demanda de empleados para 2019, de acuerdo con cifras de
la Cámara de la Industria Argentina del
Software (CESSI). Encontrar los perfiles adecuados para emprender esta
transformación digital es el gran desafío de las empresas que, a la vez que
intentan transformarse, deben readaptar sus procesos de negocio e integrar
recursos humanos con habilidades más allá de la tecnología.
No es casual que en los
últimos meses se haya llevado adelante una nueva edición de Empleos
4.0: el Futuro del Trabajo, un encuentro en el que se debatieron los
desafíos educativos que traen aparejadas las profesiones del futuro y las
formas de impulsar la formación de las habilidades necesarias dentro de la
organización. Allí se mencionó que el sector de software y servicios
informáticos posee alrededor de 5.000 puestos sin cubrir.
Desde CESSI indicaron que la
generación de empleo está expandiéndose y remarcaron que ocho de cada 10
trabajos son cognitivos. Esto se debe a que las empresas ya no demandan personas
que cumplan con tareas rutinarias manuales sino que buscan habilidades más
“blandas” y cognitivas para cubrir sus necesidades. El mundo laboral está
cambiando porque también lo hacen las
empresas. En las grandes organizaciones se observa que las áreas de tecnología
(IT) dejaron de ser un área que “mantiene las cosas funcionando” o, mejor
dicho, que da servicios al resto de la empresa para convertirse en un pilar
fundamental de la estrategia de negocios de la compañía. En algunas
organizaciones los directores de IT ya se sientan en la mesa de directorio
para discutir, junto con los responsables de finanzas, operaciones o áreas
ejecutivas, toda la estrategia de negocio.
El mercado está empujando a
una transformación que va mucho más allá de la tecnología: la cultura, procesos
y administración de las empresas deben repensarse y transformarse. Parte de la
tarea del management es poder gestionar esta transformación cultural y laboral.
Para ello, las compañías cuentan con una buena cantidad de herramientas —muchas
de ellas provenientes de la industria del software— que les permiten ser más
ágiles, flexibles e innovadoras.
En el evento IBM Cloud Summit, el representante de Red Hat señalaba
tres estadíos en la evolución del área de IT: el primero en un mundo menos avanzado
tecnológicamente y con aplicaciones monolíticas en el que el proceso de
desarrollo era en modalidad waterfall (cascada); un segundo, mucho más cercano
en el tiempo donde se empiezan a adoptar procesos ágiles; y un tercero, que es
la próxima revolución, en el que las empresas se están empezando a mover hacia
un mundo DevOps.
Metodologías ágiles
Antes de adentrarnos en
metodologías ágiles, recordemos cómo se pensaba y desarrollaba software en el
pasado (y por qué no también en el presente). Waterfall es una metodología
secuencial, dónde tiene mucho peso la parte inicial del proyecto y su
planificación. Es la forma tradicional de pensar el software y, en general,
cualquier plan de negocio.
En 2001 un grupo de
estudiosos sobre proyectos de desarrollo de software presentaron un Manifiesto Ágil, que se considera como el fundador de lo que
luego fueron las metodologías ágiles. Allí se establecen doce principios que son la base fundacional de esta metodología.
En concreto, lo que
determinó este grupo es que la prioridad debe estar puesta en satisfacer al
cliente mediante la entrega temprana y contínua de software. Para lograr este
objetivo, se acepta que los requisitos cambien, colaborando durante todo el proceso
con el cliente. La base de esta metodología es poder entregar software de forma
frecuente y ágil, minimizando el trabajo y con preferencia al período de tiempo
más corto posible.
En concreto, la
metodología ágil es una respuesta a una necesidad de centrarse en el cliente e
incorporar cambios en el proceso de desarrollo de software. Entre sus
beneficios, además de la agilidad de los grupos de trabajo, se suelen
identificar las mejoras en la calidad del producto, un mayor compromiso con el proyecto,
la revisión temprana y la gestión de cambios, y el aumento de productividad de
los equipos.
Design Thinking
El pensamiento de diseño es
una metodología empresarial que busca fomentar la innovación. Se trata de una
forma de trabajo colectiva y colaborativa que se enfoca en la experimentación
para poder alcanzar resultados satisfactorios tanto en la creación de productos
y servicios o en la resolución de problemas.
El propósito es que, a través
de sesiones de trabajo, las soluciones provengan de la base de las
organizaciones en vez de que sean entregadas por las áreas gerenciales o
directivas.
En las sesiones, dónde se
busca que sean lo más diversas posible con la incorporación de distintos
perfiles de la compañía, se realizan una serie de pasos para lograr el
objetivo. En general, se puede detallar la estructura de la siguiente manera:
1.
Empatizar: antes de empezar a
comentar las ideas, se requiere ponerse en los zapatos del cliente.
2.
Definir: identificar los
problemas a ser resueltos.
3.
Idear: los participantes
deben verbalizar las posibles soluciones y expandir los pensamientos.
4.
Prototipo: creación de un
prototipo que permita que la idea tome fuerza y sea más fácilmente visualizada.
5.
Testeo: probar el prototipo
en los usuarios para identificar necesidades de mejoras o corrección de
errores.
DevOps
DevOps en su significado
literal es una palabra que combina las palabras desarrollo y operaciones. Se
trata de un enfoque para agilizar los procesos mediante los cuales una idea
pasa del desarrollo a la implementación en el entorno de producción.
De acuerdo con Red Hat, este tipo de enfoques requieren que los
equipos de desarrollo y operaciones se comuniquen con frecuencia. Además, precisan
de una escalabilidad y aprovisionamiento flexible.
DevOps incluye prácticas
principales, como planeamiento y seguimiento, desarrollo, compilación y
pruebas, entrega, supervisión y operaciones. Estas prácticas, junto con las
herramientas y tecnologías de DevOps, permiten automatizar el ciclo de vida de
las aplicaciones, señala Microsoft.
Entre sus ventajas se concibe
que DevOps permite fabricar software más rápidamente, con mayor calidad, menor
coste y altísima frecuencia de releases.
Las nuevas metodologías en
América Latina
Un informe
realizado por IDC para Everis indicó que entre las
organizaciones de América Latina la transformación digital se encuentra en las
etapas de madurez repetible (67 por ciento) —proyectos de corto plazo con iniciativas de
productos y experiencias digitales— y gestionada (18 por ciento) —compañías más dinámicas en el uso de nuevas
tecnologías y modelos de negocio—.
Asimismo,
el 85 por ciento de las compañías se encuentra en etapa intermedia de
implementación de metodologías ágiles, mientras que un 10 por ciento de ellas
está en modelo ocasional (con una ejecución de manera aislada) y, un cinco
por ciento, en etapa ad hoc (iniciativas separadas de la estrategia
empresarial).
De
acuerdo a IDC, otro punto destacado del estudio es que el 38 por ciento de las
compañías ya implementó procesos ágiles y una cultura DevOps. De este grupo, el
58 por ciento empezó a experimentar una reducción
en los tiempos de entrega del código de producción de software de una a cuatro
semanas, mientras que, en términos de recuperación, la mejora fue entorno a
una a seis horas. Según el estudio también se logró una baja del 10 al 60 por
ciento de los costos en un 42,5 por ciento de las compañías que implementaron
procesos ágiles.
Sin
embargo, todavía ninguna compañía en América Latina es madura o disruptiva en
términos de tecnologías y modelos de negocio digitales pero, sin duda, el
camino está iniciado. El informe de IDC señala que el año pasado un 58 por
ciento de las compañías destinó más de 20 millones de dólares a IT y un 65 por
ciento invirtió más de un millón de dólares en proyectos de agilidad. La
tendencia está clara, solo falta encontrar las herramientas que más se adapten
a las necesidades y comenzar el proceso de transformación.
No hay comentarios.