EL TALIBÁN: QUO VADIS?

En los últimos tiempos la mayoría se ha centrado en ISIS y no es incorrecto, sin embargo no hay que olvidarnos de la génesis del Talibán y otros grupos entre insurgentes y terroristas que no necesariamente son de corte religioso pero igual de peligrosos, sobre estos últimos trataré en próximos artículos en especial su actuación en Sudamérica y Argentina.

Siempre es importante conocer al oponente, nada nuevo digo, así que la idea es tratar de introducirnos en el Talibán, una insurgencia que está plagada de dificultades  a la hora de llevar adelante un examen de la ideología que lo rodea, inherente principalmente por la naturaleza reservada de este tipo de grupos. Sin embargo, siempre hay un pero, gracias a Gopal y Strick van Linschoten, quienes han realizado amplios y profundos estudios al respecto, es posible avanzar en un análisis mas detallado. La idea central en esta oportunidad es centrarse en el cambio en el que incurrido la ideología los talibanes, empezando por los componentes claves de sus inicios y el contexto en el que se conformó; luego veremos su evolución y la influencia exterior en Afganistán.

Inicios del Talibán

Creería que nadie desconoce que surgieron de esas cenizas que quedaron tras las luchas que le siguieron a la retirada soviética de Afanistán. Ese status quo natural de la estructura tribal, que había sido frecuentemente explicados por Asuntos Afganos del Servicio Exterior Británico (y otros organismos similares) durante décadas, fue gravemente dañado por la prolongada estadía soviética y su desenlace final. El conflicto brutal que siguió después de la retirada soviética entre los comandantes Mujahaideen victoriosos, aparentemente fue lo que terminó con la estructura tribal que ya venía diezmada.

Cuando los talibanes surgieron, lo hicieron en pequeños números pero con grandes promesas. Prometieron a los asediados afganos de Kandahar y al resto del sur Pashtun que devolverían las estructuras tribales, legales y sociales tradicionales y restaurarían la justicia. Los mismos fueron de importancia para estos pueblos, puesto que dichos valores tradicionales que habían dictado las costumbres sociales y normas legales, parecían haber sido ignorados por los comandantes Mujahaideenes . Los talibanes, por el contrario, se ocuparon no solo de seguir un protocolo islámico estricto, en gran medida influenciado el Islam Sufi, sino más importante aún de imponerlo. La prometida restauración de la estructura tribal y la restauración del virtuosismo de acuerdo con la tradición fueron un fuerte golpe bien aceptado por la sociedad. El Pashtun del Sur era una zona muy adecuada y amigable para el plan de los talibanes, no solo por su identidad Pashtun, sino también porque la jerarquía tribal había sido levantada de la noche a la mañana, las tribus aristocráticas como los Popalzai y Barakzai, que habían poseído la tierra y los puestos de gobierno elegidos en el Antiguo Régimen, se vieron muy debilitadas. Los talibanes, no hicieron más que responder a la demanda popular y traer a buen puerto sus promesas al traer nuevamente una forma de vida que parecía destruida para siempre.

Si bien se podría apreciar que los talibanes, como organización son relativamente de poca existencia (institucional al menos), no sucede lo mismo con sus comandantes y fundadores. Por lo tanto, las experiencias de estos comandantes talibanes durante los primeros años posteriores a la Unión Soviética son relevantes para entender por qué los talibanes hacen lo que hacen. Esta comprensión es importante, porque en la actualidad los talibanes parecen estar atrapados en un ciclo de retórica contradictoria, en la que los valores iniciales de los talibanes parecen entrar en conflicto con algunas de las opiniones mas recientes sostenidas por lo que se ha denominados como el “Neo Talibán”.

Cambiando las ideas

Al reconstruir la estructura tribal que había sido tan dañada después que los soviéticos se retiraron, los talibanes estaban respondiendo a una amenaza percibida desde dentro de la sociedad afgana. La intervención posterior al 11-S dirigida por los Estados Unidos de Norteamérica (USA) presentó un nuevo desafío externo y esto se puede observar en el cambio correspondiente en la ideología Talibán. Por lo tanto, en respuesta al nuevo reto externo a la sociedad afgana, la insurgencia talibán reformada que regresó en 2003 tuvo que aplicar digamos con un tinte diferente a sus acciones.

En respuesta al aumento de la participación de USA, la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF por sus siglas en inglés) y la OTAN, la retórica talibán comenzó a cambiar hacia enfoques nacionalistas infundidos con los principios islámicos tradicionales que inicialmente definían la identidad del Talibán. En muchos sentidos, esto es de esperar, el agravio común de los afganos se basó en gran parte en la frustración con respecto a la seguridad pobre (a menudo culpa de las fuerzas extranjeras), y la infracción percibida sobre la soberanía de Afganistán. Como resultado, los talibanes parecen estar llevando a cabo un torpe acto de equilibrio. Un acto de equilibrio en el que los valores tradicionales de los antiguos talibanes deben trabajar junto a nuevos factores contemporáneos. Este acto de equilibrio ve a los talibanes reuniendo principios tales como la protección de la soberanía Pashtun con preocupaciones más modernas relacionadas con el Islam político.

El equilibrio que los talibanes están llevando a cabo también se refleja en su estructura. Las filas superiores, a menudo percibidas como el núcleo ideológico, son en gran medida el producto de los primeros años del Talibán, en el que la restauración de los valores tribales y el virtuosismo tenían primacía en la definición de sus objetivos. Debajo de la vieja guardia que constituye el núcleo del liderazgo, los talibanes son a menudo percibidos como más pragmáticos. Los talibanes, que constituyen el nivel más pragmático de la insurgencia, parecen percibirse a sí mismos como restauradores del orden tribal en su forma más pura, sin embargo, también representan una parte más internacional de la insurgencia. Muchos de los "Neo Talibanes" observados hoy, son aquellos niños de los campos de refugiados de Pakistán e Irán que al regresar a Afganistán, trajeron consigo el "Islam político", a menudo asociado con grupos de Oriente Medio como la Hermandad Musulmana.

Por debajo del segundo nivel, encontramos al talibán entrenado y formado por las Madrassas. La motivación para el tercer nivel de la insurgencia Talibán es relativamente difícil de definir, ya que depende en gran medida del agravio común prevalente de la zona en que se encontraba. Por ejemplo, los factores motivadores del tercer nivel pueden incluir agravios tales como daños o muerte causados ​​por ataques aéreos de la coalición o incursiones nocturnas; frustración general por la falta de seguridad o falta de fe en la capacidad del NUG (National Unity Govermment´s)  o del gobierno local de nombrar. La identidad de este nivel de talibán es a menudo nublada por el hecho de que durante los primeros años de la insurgencia, la participación de USA y la OTAN eran vistas como una forma conveniente de eliminar la oposición política, independientemente de si eran talibanes o no. Todos los factores que contribuyen a la decisión de un talibán, de este tercer nivel, de tomar las armas son apoyados por el papel tradicional de los talibanes como restauradores de la estructura tribal (incluso si ya no es su propósito principal).

A pesar que hay un marcado cambio relativo hacia el Islam político entre los talibanes y, por lo tanto, sus objetivos están más orientados a o político,  al menos así percibido por los observadores occidentales, los talibanes siguen teniendo una reputación como restauradores del virtuosismo y protectores de la identidad Pashtun. El hecho que los talibanes representen realmente tales tradiciones depende en gran medida de a quién se le esté preguntando.

Los talibanes y el desarrollo

La retórica Talibán rara vez va de la mano con sus acciones. Por ejemplo, los talibanes frecuentemente afirman que están dispuestos a trabajar con vecinos regionales y desarrolladores extranjeros, siempre y cuando sean beneficiosos para el pueblo de Afganistán. Sin embargo, los ataques contra figuras religiosas locales o funcionarios gubernamentales de educación continúan en las áreas de su influencia. A pesar de la flagrante contradicción del Talibán con muchas de sus declaraciones, el hecho que al menos traten de pintarse como cooperativos es significativo. Gopal y Strick van Linschoten destacan que los talibanes, a diferencia de grupos como ISIS y Al Qaeda, han intentado darese una lavada de cara al tratar de parecer como una entidad política legítima, capaz de controlar a Afganistán de manera responsable. En un intento de presentarse como políticamente legítimos y correctos, su estructura se parece mucho a la del actual gobierno, gobernando en las sombras a nivel de distrito. Mientras que gran parte de los intentos de los talibanes de pintarse a sí mismos como legítimos a los ojos del resto del mundo está fuertemente socavado por sus acciones, la intención está ahí, la intención de parecer una posibilidad política legítima en Afganistán.

La insurgencia talibán ha luchado (mas internamente que otra cosa) para llegar a un acuerdo con los que comparten la idea del desarrollo, la asistencia extranjera con ONG´s. entender en materia de educación y obras para Afganistán. El liderazgo político de los talibanes, en un movimiento que pone de relieve sus intentos de ser considerados políticamente legítimos, ha dado luz verde a la ayuda y al desarrollo mientras siga respetando las interpretaciones talibanes de la cultura afgana y siga siendo neutral. Sin embargo, un reciente documental de la BBC [http://www.bbc.co.uk/news/world-asia-40171379] muestra algunas de las dificultades que los periodistas y el personal de ayuda exterior pueden enfrentar al tratar con el enfoque pragmático, y a veces impredecible, de los foráneos del Talibán.

Sin embargo, como se señala en un informe de A. Jackson para la Red de Práctica Humanitaria, la capacidad de los dirigentes políticos del Talibán de asegurar que los comandantes y combatientes militares sobre el terreno se adhieran a sus instrucciones es limitada [http://odihpn.org/magazine/taliban-policy-and-perceptions-towards-aid-agencies-in-afghanistan/].

Las preocupaciones estratégicas y militares suelen dominar el enfoque pragmático del Talibán hacia el desarrollo. Por ejemplo, los talibanes no apoyan el trabajo de construcción de carreteras, y los ataques contra los trabajadores de carreteras son bastante comunes [https://twitter.com/ZHassani7/status/884723571280547840] a pesar de las promesas hechas en 2016 que se apoyaría la mejora vial. Los talibanes consideran que la construcción de carreteras ofrece ventajas desproporcionadas a las fuerzas de seguridad en un contexto táctico y estratégico, por lo que la construcción de carreteras no es neutral. Las actitudes de los comandantes locales respecto a la ayuda y el desarrollo también pueden verse afectadas por la efectividad percibida de la ayuda o el desarrollo en cuestión.

Los talibanes han criticado continuamente el valor de la ayuda, afirmando que es de corto plazo y de poco valor, y como resultado, los proyectos de ayuda que se perciben como ineficaces pueden ser rechazados por los talibanes. No es sorprendente que esta razón para rechazar las solicitudes de las agencias de ayuda y desarrollo sea genuina. Sería ingenuo asumir que los talibanes se sentarían y observarían que la ayuda y el desarrollo tendrían lugar en su territorio si creían que estaba causando más apoyo al gobierno en un "corazones y mentes". Por lo tanto, la ayuda en las zonas controladas por los talibanes debe tomar parte en un acto de equilibrio, en el que deben permanecer neutrales (a los ojos de los talibanes), evitar la acusación de ser espías o demasiado estrechamente vinculados al gobierno, respetar las interpretaciones talibanes de la cultura afgana y NO apoyar demasiado abiertamente al gobierno cuando están en territorio de los talibanes.

Una prospectiva o pensamiento escrito

Sería erróneo decir que una revolución en la ideología puede ser observada entre los talibanes. Los militantes originales que hicieron que los talibanes apoyaran las promesas de restaurar el virtuosismo y la estructura tribal en el sur de la guerra continúan existiendo entre el grupo de hoy. De hecho, la mayoría de los comandantes de alto rango de los talibanes formaban parte de este grupo, lo que significa que la ideología más tradicional del Talibán de los años anteriores a la intervención de los Estados Unidos y la OTAN sigue teniendo una posición importante dentro del grupo.

Sin embargo, con la reactivación de los talibanes en 2003, parece haber habido una evolución más que una revolución. El liderazgo político talibán parece querer crear un aire de legitimidad política en torno a sí mismos, haciendo promesas (a menudo rotas) para proteger proyectos de desarrollo civiles y de educación. Aunque muchas de estas promesas no se mantienen, sugieren que los talibanes están dispuestos a adoptar ciertos aspectos de la modernidad como parte de su movimiento hacia el Islam político, aunque a su propio ritmo.

La evolución de la ideología de los talibanes ha llevado a una situación confusa para los forasteros, ya que los mandos del liderazgo político están a merced de la interpretación de los militantes sobre el terreno, dejando al personal de ONG, periodistas y diversos programas de ayuda en una posición delicada. Con el Talibán planteando una amenaza cada vez mayor, capturando y controlando una cantidad creciente del país, parece probable que las agencias de ayuda y desarrollo continúen trabajando dentro del territorio con ciertas restricciones. Con esto en mente, la importancia de poseer un conocimiento intrincado y reflexivo de los asuntos locales y nacionales es más importante que nunca.

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